Hacia un nuevo trato entre industria y usuarios de telecomunicaciones

Hoy celebramos el Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información. Con casi más de medio siglo, esta fecha ha sido testigo del robustecimiento de un ecosistema digital que en conectividad y penetración nos hace sentir orgullosos como país. En Chile, existen más de 49 millones de servicios de telecomunicaciones, lo que le otorga a esta industria masividad y un nivel de demanda que no posee ningún otro sector.

Es indudable que gozamos de un escenario maduro, dinámico y con la capacidad de adaptarse, innovar y ponerse al día frente a los constantes retos que nos impone la era digital. No obstante, hay un desafío en el que aún está en deuda y qué mejor oportunidad que este día para hacer un mea culpa y dar un giro de timón.

Debemos plantearnos como foco principal la profundización en los derechos de las más de 23 millones de usuarios que utilizan a diario de la red de telecomunicaciones. Un encuentro con la modernidad y la innovación que permita poner a los clientes en el centro de la industria.

Esa es la invitación que hacemos como Subsecretaría a todos quienes protagonizan y hacen posible el funcionamiento del sector. Un trabajo que, si bien puede nacer como misión de un ente fiscalizador, necesita indudablemente de la ayuda y el convencimiento de todos los actores.

En la actualidad, la “modernidad” de una empresa no se mide sólo por los patrones tradicionales, como la tecnología que impulsa o los equipos que posee. Hoy, se evalúa por el rol que desempeñan las compañías en la sociedad y su relación con las personas. Se trata de entender que el mundo cambió y que las organizaciones no pueden pretender tratar a los usuarios como meros consumidores de bienes y servicios.

La sociedad no es la misma que hace 10 años atrás, donde el cliente tenía poco donde elegir, baja información y casi ninguna plataforma para comparar y compartir experiencias. Aunque esté más que dicho, hoy las personas están empoderadas e informadas. La ciudadanía exige transparencia y trato justo y no quiere saber de contratos con letra chica.

Como nunca, la prosperidad en el negocio de las telecomunicaciones, como en tantos otros, ya no se basa sólo en la arquitectura de los fierros, en la cobertura, ni en la calidad de la señal. Un modelo próspero es aquel que conversa con la sociedad, que se hace parte de los problemas del usuario y que está muy lejos de recurrir a prácticas cuestionables para obtener un mejor margen o para aumentar la base de clientes.

Y este es el espíritu y el sello que hemos decidido plasmar en la labor de la Subsecretaría de Telecomunicaciones. Parte importante de nuestros esfuerzos están enfocados a cumplir un rol como fiscalizadores, reguladores y a procurar que los usuarios de la industria se liberen de ofertas comerciales difíciles de cumplir o con contratos indescifrables.

Queremos dar solución a servicios mal ejecutados y también motivar a aquellos que alinean sus esfuerzos en aportar con la industria, liderar el nuevo trato hacia nuestros usuarios como centro de un sistema que por años puso las expectativas por encima de la paciencia. Esperamos evangelizar para construir un escenario sustentable, consciente en los acuerdos, en las promesas, en el marketing y por sobre todo, en las personas.

Los negocios pueden y deben realizarse con un objetivo más elevado que sólo obtener rentabilidad. Su gestión debe beneficiar a todos sus grupos de interés, alcanzando un impacto positivo en la sociedad. Por eso, las empresas deben motivar, desarrollar e inspirar a todos sus usuarios, ejerciendo un liderazgo consciente.

Está claro. El mundo cambió. En el presente digital no basta con un regulador que fiscalice constantemente a las empresas. Es necesario que las distintas compañías adopten un rol de buen ciudadano corporativo, donde la responsabilidad sea la premisa y un valor intrínseco en su quehacer empresarial.

En el Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información, la invitación es esa: sumarse a la cruzada modernizadora de Subtel y a no sentirnos orgullosos sólo por nuestras capacidades técnicas, que para eso ya demostramos que somos buenos.

Adoptemos juntos el desafío de ser reconocidos como una industria justa, a asumir un rol que contribuya a la sociedad en la que se desenvuelven, un ecosistema digital donde estar a la vanguardia sea equivalente a estar al servicio del cliente.